24 mayo 2009

The worm

Derek tenía razón. Ahora lo entendía…
Un día más en el que recibo el típico saludo

-¿Y cómo estás?-me pregunta
-Eh...Bien. ¿Y tú?-contesté
-Mal…

No podía ser que mi mejor amiga no se diera cuenta de que no estaba siendo sincera.

-¿Qué has hecho?
-Escribir, escribir y escribir…hoy. Ayer… bueno, varias cosas. Y anteayer… llorar, llorar, enojarme y llorar… ¿Tú?

Nada. Seguía adelante como si le hubiera dicho “comer manzanas”. Y encima ponía sus caretas tristes, de víctima. Quejándose de “por que la vida es tan cruel”. Mi cerebro pensaba “es tú culpa, como no te das cuenta! Si no quieres que vuelva a pasar, deberías hacer algo, no es maduro, ni te sirve para lo que quieres hacer…” pero no le podía decir eso así como así… de repente sevino a mi cabeza el hermano mayor de Peyton (Derek), y lo que le había dicho a Lucas: “No la puedes seguir tratando como bebé. Tiene que saber que puede hacerlo sola”. Me llegó inmensamente el sentido de eso. Era cierto, no podía seguir diciendo “Lo siento, Que lástima…”, y quedarme sin hacer nada concreto. Si ya el mundo creía que odiaba a alguien, que solía ser mi “amiga”, por tratar de ayudarla (antes) hasta el cansancio, ¿por qué no lo hacía con ella, mi mejor amiga? Ni idea. Ahí decidí que no sería tan directa, pero que no iba a decirle “lo siento”, y poner una cara de triste comprensión, de nuevo. Simplemente ignoré un poco el hecho de su “tristeza”, ya que era absolutamente su error, y escribí un “ah”. No muy frío, no muy comprensivo.
¿Acaso ahora era mal amiga por saber que era su culpa?, ¿lo era por no apoyarla incondicionalmente, como supone, las amigas hacen?... pero también supone ser una verdadera amiga el ayudar. No el decirle “sigue así, no es tu culpa, no hagas caso” . Eso era una falsa amiga. Pero generalmente las falsas amigas son más agradables, ya que no dicen siempre la verdad.
¿Acaso había hecho mal? Yo sentía que no, pero eso no quitaba la emoción de la mirada ajena del antes, con una supuesta “amiga” (ex). Y tampoco quitaba que me sintiera dolida por el hecho de que mi mejor amiga siquiera preguntara “¿Y por qué lloraste tanto?, ¿qué pasó?”. No quería un trato de bebé, o que se sintiera mal porque yo me sentía mal. No esta vez. Esta vez sólo quería sentir un poco de… ¿preocupación?, quizá ni siquiera era eso, quizá era solo el hecho de no sentirse tan sola, tan vulnerable…
Escrito aprox. el 21 de Mayo

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